Vie. Abr 19th, 2024

    Tal como en la industria automotriz existen los clásicos, sucede lo mismo con los trenes. Siempre hay quienes añoran las prestaciones o fuerza de las locomotoras antiguas a vapor y ahora en pleno 2021 todavía existen algunas en el mundo.

    En otros campos también  se observa ese anhelo por los clásicos, los cerrajeros comentan como algunas personas sienten añoranza por alguna cerraduras de muchos años atrás con estilo más retro.

    La fascinación del vapor aún atrae a muchos

    Las locomotoras de vapor estuvieron en auge hace unos cincuenta años. Desde entonces, en la mayoría de los países se han impuesto las locomotoras de motor diésel y eléctricas.

     Pero en la actualidad, los trenes de vapor aún atraen a la gente común, y según el libro Railways for Pleasure, Gran Bretaña tiene el mayor porcentaje de entusiastas del ferrocarril de cualquier país del mundo.

     Hay unos cuatro millones de hombres, mujeres y niños que “se interesan por el ferrocarril, particularmente por los trenes de vapor, de un modo más que pasajero”. ¿Por qué?

    Desde que un inglés de Cornualles, Richard Trevithick (1771-1833), se valió de la energía del vapor para transportar mercancías, los partidarios de la tracción por vapor han considerado la locomotora como “una de las máquinas más bonitas y románticas que jamás se han construido”,

    Pero, ¿qué hace tan atractivo lo que para otros es un medio de transporte anticuado? En el caso de los que tienen suficiente edad como para recordar los trenes de vapor, la nostalgia es un factor importante.

     En el de los que son demasiado jóvenes como para haber viajado en estos trenes, es la novedad de montarse tras esos ruidosos gigantes del ferrocarril de tiempos pasados.

    Conservación de los trenes de vapor

    En agosto de 1968 se puso fin a las locomotoras de vapor de la red nacional de ferrocarriles británicos. Como el rendimiento térmico raras veces excedía del 6%, las locomotoras de vapor dieron paso a otras de tracción más efectiva.

    Los depósitos que albergaban estas famosas locomotoras se hicieron obsoletos. Cientos de estas se vendieron para el desguace. La edad del vapor llegaba a su término.

    Sin embargo, los planificadores del ferrocarril no contaron con el apasionado interés de los entusiastas. ¿Qué hicieron al respecto?

    Algunos compraron depósitos en desuso. Uno de estos, en Carnforth, al norte de Inglaterra, ahora alberga un museo del vapor de 15 hectáreas. Para deleite de los visitantes, varias locomotoras de vapor arrastran por turno vagones.

    Restaurar una locomotora de vapor no es una tarea fácil ni barata. A un precio de 15.000 dólares (E.U.A.), pocos pueden comprar su propia locomotora, y el trabajo de restauración puede añadir otros 30.000 dólares (E.U.A.) al gasto.

    La conservación de líneas regulares de vapor está en el corazón de todos los entusiastas. Durante los fines de semana se apiñan por centenares en los andenes de la estación a la espera del excitante rugido de un expreso de vapor.

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